miércoles, 2 de septiembre de 2009

La aventura americana (III)

Las camareras .....es una de las cosas que más llama la atención al llegar, en nuestro país la hostelería ocupa mayoritariamente a inmigrantes y aquí sorprendentemente no, no creo que sea un curro pa forrarse, es la cantidad de xurris que curran de camareras.
La mayoría (pero no todos) de sitios a los que vas, te atienden chicas relativamente jóvenes. Como podéis imaginar este fue el mayor aliciente de este país para mi durante algunos días. Normalmente, la más guapa es la recepcionista. Yo he llegado a la conclusión de que mientras mas buenorra esta la recepcionista, mejor es el sitio, además visten formal = recatado, morbosillas diría yo.
Aquí en casi todos los sitios hay una persona que te recibe y te acompaña hasta la mesa, ese es su trabajo, después viene la camarera a tomarte nota, y en algún sitio he estado en el que otra persona es la que te trae la comida.
Supongo que ya lo sabéis, pero quizás no, aquí es obligatorio dejar como mínimo un 15% de la cuenta de propina, y según las leyendas urbanas, ese es su salario o gran parte de él, con lo cual aquí el servicio es excelente (comparado con el nuestro)
He dicho que la mayoría de la gente que te atienden en los restaurants son chicas jóvenes, pero no he dicho en ningún momento que sean guapas, pa gustos colores, pero para mi aprox, un 25% son más feas que pegarle a un padre, un 50% ni fu ni fa, y un 25% te alegra la cena.
Lo dicho, como dependen mucho de las propinas, te atienden casi siempre (un mal día lo tiene cualquiera) muy bien, vienen te dicen su nombre y te dicen que se van a ocupar de ti (refiriéndose a la mesa, yo también me imagine lo otro la primera vez, que os pensáis) y durante la comida vienen 2 o 3 veces a preguntarte como está la comida y si te falta algo, a la que tienes la bebida por debajo de la mitad se ofrecen a traerte otra, cuando pagas te dan las gracias por haber ido y te dicen que esperan volver a verte pronto.
Y claro, eso sumado a mi "otra" hambre y que te lo diga un pedazo de pava en plan colegiala, con sus coletitas, su minifalda de cuadritos, con su pedazo de piernas y sus calcetines por la rodillas . . . pues, pues. Que además te hace dibujitos en la nota y te pone su nombre en grande, pues te quedas pillao con el ticket dándole vueltas a ver si por algún lado ha dejado también el teléfono.
Pero claro al día siguientes despiertas del sueño, vuelves al mismo sitio esperando ser atendido por la misma camarera (el roce hace el cariño), pero o una de dos; o no esta, o te ponen en una mesa que no sirve ella, claro la ves, pero como ese día no le vas a dejar propina ni te mira, júas júas. Pero bueno me quedan 10 días de buena vida (gastos pagaos) y habrá que aprovecharlos por si suena la flauta.

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